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FE DE RATAS: ¿Y Mario Marín, cuándo?

Una vez destapada la cloaca, la lista de exgobernadores acusados de delitos contra el erario no parece tener fin: Granier, Yarrington, los dos Duartes, Borge, Moreira, Padrés.

La lista tiene ribetes de excelsitud. Cada uno de estos exmandatarios dejó deudas impagables en sus respectivos estados y generó daños patrimoniales que tardarán muchos años en repararse. Algunos ya están en cárcel, otros están prófugos y a algunos, increíblemente no se les han fincado responsabilidades: Javier Duarte de Ochoa, de Veracruz; Roberto Borge Angulo, de Quintana Roo; César Duarte Jáquez, de Chihuahua; Jorge Herrera Caldera, de Durango; Egidio Torre Cantú, de Tamaulipas; Tomás Yarrington Ruvalcaba, también de Tamaulipas; Andrés Granier Melo, de Tabasco; Guillermo Padrés Elías, de Sonora; Humberto Moreira Valdés, de Coahuila; son los exmandatarios que están o deberían estar en la cárcel y a los cuales, además, se les debe quitar las fortunas que con tanto sacrificio robaron al erario.

Algunos serán motivo de una investigación acuciosa. Otros se encuentran ya en la mira de la opinión pública. Sólo para dimensionar el daño de estos esforzados funcionarios hay que mencionar que los exgobernadores de Veracruz, Quintana Roo, Chihuahua, Durango, Tamaulipas, Nuevo Léon, Sonora y Coahuila incrementaron la deuda pública de sus respectivos estados en 186 mil 535 millones de pesos, de acuerdo con datos de los estados y de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Pero para que esta lista de personajes de terror esté completa es innegable que se requiere la inclusión de Mario Marín Torres, el muy recordado “góber precioso” del famoso audioescándalo. Y si bien la sociedad poblana se movilizó contra el mandatario estatal tras conocerse la forma en que alió al empresario textil Kamel Nacif Borge para ocasionar un grave daño físico contra la periodista Lydia Cacho, que denunció a su camarilla de pederastas, lo cierto es que, tras la exhibición pública de Marín, nada se hizo en su contra.

Más allá de los escándalos que han salpicado su vida personal, es su gestión pública la que debió haberse investigado a profundidad. Las reiteradas denuncias de una fortuna cuantiosa en manos del “precioso” y su hijo Mario Marín García no han concluido en una orden de aprehensión en su contra.

En cambio, funcionarios muy menores de la administración marinista han sido detenidos por desvíos de recursos que son pírricos en comparación a lo birlado por el capo di tutti capi. No significa que estos “peces flacos” no merezcan castigo: significa que, si no se ubica a Mario Marín Torres en la lista de gobernadores saqueadores, esta nómina tiene una ausencia enorme. Y que en su lugar sólo se ha atrapado a los proverbiales chivos expiatorios, en vez de al auténtico líder de la banda.

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