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El encantador de tigres

Fe de ratas

Por: José Javier Reyes

 

No era amenaza. Pero a eso sonó. Cuando Andrés Manuel López Obrador afirmó que «si se atreven a hacer un fraude electoral, yo me voy a Palenque, y a ver quién va a amarrar al tigre: el que suelte el tigre, que lo amarre, yo ya no voy a estar deteniendo a la gente luego de un fraude electoral”, muchos actores de la vida política y medios de comunicación entendieron que era un llamado a la violencia poselectoral.

Como se hizo público después, esta desafortunada declaración pretendía parafrasear una frase profética de Porfirio Díaz, dicha al futuro asesino de Francisco I. Madero, Victoriano Huerta, referida a que «Madero ha soltado el tigre, ahora veremos si puede controlarlo«. Pero ¿qué quiso decir AMLO? ¿Qué Madero hizo fraude electoral? Si era una analogía, ¿él es Porfirio Díaz? Si se refería a que la población está llegando a un punto límite y no soportará una injusticia más, ¿la destitución de Díaz fue injusta? Es claro que la frase fue dicha en un contexto (la falta de pericia política de Madero) y fue mal traída al presente por el candidato de Morena.

Lo que sí resulta extraño es su afirmación de que “yo no voy a estar deteniendo a la gente”. ¿Cuándo sí lo hizo? ¿Cuándo bloqueó el Paseo de la Reforma? Si eso fue, nunca lo pareció. Más bien parecía todo lo contrario: que llevado por un berrinche poselectoral, azuzó a sus partidarios en una llamada “asamblea popular” para bloquear la principal arteria de la Ciudad de México. Ello, sin medir las consecuencias que esto tendría para los comerciantes establecidos en la zona y para la ciudadanía en general. Para quien no lo recuerde, fueron 48 días de caos vial, de pérdidas millonarias para restaurantes, hoteles y otros giros.

Tan irresponsable y carente de planeación fue esta acción que dejó deudas millonarias al que entonces fuera su partido, el PRD, para quien la renta de carpas y templetes, equipos de sonido, transporte y alimentación para los acarreados, significó un adeudo de ¡250 millones de pesos! Desde entonces han pasado más de diez años y las deudas se han duplicado. Para colmo de males, el partido del sol azteca ha perdido las demandas que han interpuesto en su contra los proveedores.

¿Amarró a algún tigre cuando se proclamó “presidente legítimo”? Pues tampoco. El haber expuesto al ridículo a un grupo de personalidades, algunas muy respetables, pidiéndoles que rindieran protesta como el “gabinete legítimo” sonó más a clarinada de combate que a “amarrar tigres”. De poquísimo a nada fue el trabajo realizado por este gabinete fantasma, pero entre su “plan de trabajo” sólo figuraban algunas acciones de desobediencia civil.

Si las elecciones fueran mañana y AMLO no gana, quedaría claro que hubo fraude, pues hoy todas las encuestas lo dan por ganador. Esperemos que no se dé. Pero aún en ese caso, ¿la gente se transformaría en un tigre sediento de venganza por este despojo, que más bien sería un des-Peje? No pasó en 2006. No pasó en 2012. No sabemos por qué tendría que pasar hoy.

 

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