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La curva insumisa

Fe de ratas

La curva insumisa

José Javier Reyes

La pandemia por Covid-19 ha difundido un argot que anteriormente estaba restringido para quienes se referían a materias tan diferentes como la estadística y la geometría analítica. Expresiones como “aplanamiento de la curva” o “cresta” de la misma, se usan en pláticas cotidianas respecto al fenómeno viral que estamos sufriendo. Otra cosa es si las usamos de forma más o menos afortunada o se les da un significado erróneo. Pero el hecho que esta jerga ocupe un lugar en nuestra habla cotidiana marca una diferencia interesante.

Se refiere, tristemente, a algo más tétrico de lo que suena. Haciendo una gráfica idealizada del número de contagios y del número de decesos, notaremos que la línea tiene un segmento de ascenso continuo hasta llegar al punto máximo, la llamada cresta, y más tarde, un descenso de los casos hasta llegar a un punto de cero casos, que sería el fin de la pandemia.

Las predicciones iniciales colocaban la cresta en el principio del mes de mayo, pero fueron corrigiéndose para pasar del 8 de mayo a “mediados o finales de mayo”, de acuerdo con el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell. En términos predictivos, equivale a dar el pronóstico del clima de ayer.

Y lo cierto es que tampoco siguió este sencillo esquema de un crescendo inicial, hasta llegar al pico máximo y de ahí, un paulatino descenso. Si atendemos a los reportes oficiales en el rubro más doloroso, el de decesos, veremos que en mayo esta cifra ronda los 5 mil 500, contra los menos de 2 mil que se reportaban hasta el 30 de abril, hace suponer que al término de mayo se habrá triplicado la cantidad de muertes que en el resto de la pandemia.

Tampoco llegó a un punto máximo para bajar desde ahí. La gráfica tuvo varios picos y valles (puntos bajos de la misma gráfica), siendo muy significativo que estos descensos ocurrieran los fines de semana: el domingo 10 y lunes 11 de mayo, con 112 y 108 fallecimientos, respectivamente; el domingo 17 y lunes 18 de mayo, con 132 y 155 defunciones cada día; y del viernes 22 y sábado 23 de mayo, con 190 y 215 decesos. Entre estos puntos relativamente bajos, se situaron dos picos: el del 12 de mayo, con 355 decesos y más tarde, tres días funestos: el 20 de mayo, 424 muertes; el 21 de mayo, 420 defunciones y el 22 de mayo, 479 decesos.

La razón de que los contagios y decesos se hayan disparado de esta manera debe ser motivo de más de una reflexión. Mayo es un mes de muchos festejos: previamente, el 30 de abril, Día del Niño; el 1 de mayo, Día del Trabajo; el 3 de mayo, día de los albañiles; 5 de mayo, la batalla de Puebla (fue viral un video de una celebración callejera sin medidas de seguridad), el 10 de mayo, Día de la Madre y 15 de mayo, Día del Maestro. Pero fue la celebración de las madres la que rompió con todas normas de distanciamiento social.

Esta es una de las causas por las cuales, a menos de una semana de que concluya la Jornada Nacional de Sana Distancia estamos precisamente en la cresta de la pandemia. Este hecho contradictorio plantea un panorama oscuro, ahora que se han emitido las estrategias para volver paulatinamente a la “nueva normalidad”.

 

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