Mérida, Yucatán.- Con un caudal de promesas y hasta una frase coloquial “me canso gano”, Andrés Manuel López Obrador, se convirtió en el presidente de México número 65, a los 65 años de edad.
Ante cientos de invitados del mundo, AMLO inició la 4ta transformación de México. Durante el discurso que ofreció en San Lázaro, dedicó buena parte del material a hablar sobre las consecuencias negativas del régimen neoliberal, a quien atribuyó los males de la corrupción.
Entre sus promesas destacan la integración de una comisión especial para investigar el caso de los 43 desaparecidos de Ayoztinapan, perdonar pero no olvidar, acabar con la corrupción, no aumentar los impuestos y reducir los precios de los combustibles pero una vez que se haya construido una refinería y se hayan rehabilitado seis más.
Además, no contraer más deuda pública, crear una franja de zona libre a lo largo de la frontera mexicana con Estados Unidos, incrementar el salario mínimo, y construir el tren maya, entre otros.
Respecto al tema de corrupción, dijo que no mete la mano por nadie salvo por su hijo Jesús, quien es menor de edad. Llamó la atención de que insistiera en que no habrá percusión contra los políticos corruptos, pero dejó abierta la posibilidad de que si por consulta el pueblo de México quiere castigo, pues se aplicará el peso de la ley.
En todo momento, al lado del nuevo presidente estuvo el saliente Enrique Peña Nieto, cuyo nombre nunca fue mencionado.
